Thursday, July 01, 2010

Cosas de mi carajitez

Tengo varios días con la idea de este post en la cabeza, y como por lo general empiezo por el título (hasta mi cabeza es capaz de organizarse a veces), éste me tenía un tanto contrariado. Me contraría, pues me suena a cuentos de abuelo o algo así , y mi adorado “deudor futurista solidario”, o sea mi hijo, apenas tiene 11.

Luego pensé, que con lo cambiado que está todo, bien podría aplicar el título sin mandarme derechito al retiro, pues a la velocidad que esto se está jodiendo, ya nada es como era ayer.

El asunto es este. Mi hijo está cogiendo clases de skateboard. Empezamos con las diferencias, a mi me enseñaron el concreto de la acera y el asfalto de la calle. Como podrán suponer, el crío habla 38 horas al día de eso, y le he contado como para mí, el skateboard era más un medio de transporte que una herramienta desbarata huesos. Pensar que, skateboard en mano ¿o pies? yo iba tres veces por semana al Domínico Americano… ¡sólo!

Me asaltó la adolescencia viviendo en San Carlos, en la calle 16 de agosto, para ser exactos. En sus cuestas, podíamos jugar de todo, a todas horas. Un tapón en esa calle era todo un evento digno detener las actividades cotidianas a ver qué carajo era lo que sucedía… esa tranquilidad nos permitía jugar de todo, desde “el econdío” hasta “pelota de la paré”, pasando por supuesto por “floriconvento”, “gavilán gavilán gato”, “mariscal” y demás yerbas… Todo eso y sin riesgo alguno de que una voladora le diera un mameyazo a uno…

Recuerdo que, cuando estábamos aburridos, teniendo más o menos la edad de mi carajito, nos íbamos a andar por el malecón, y llegábamos hasta la Gómez, ida y vuelta a pié sin ningún problema.

O cuando nos metíamos todos en un carro público para ir a la UASD a jugar pelota en cualquier pedazo de terreno en el que cupiéramos…

Veo a mi hijo y me da cierta pena el pensar que el no puede gozar ni la libertad ni la seguridad que disfrutamos nosotros.

No todo era color de rosas… mi niñez transcurrió en los doce años de Balaguer, y recuerdo un día, rondando las 9 de la noche, se paró frente a nosotros un cepillito de la PN y el conductor nos miró y nos dijo simplemente “repagilen” … ni que decir que cuatro diez mil millonésimas de segundo después ya estábamos profundamente dormidos en nuestras respectivas casas… o aquella vez en que conseguimos un fondito de pintura, y armados de fervor revolucionario pintábamos “abajo Balaguer” en la calle (no en una pared, si no sobre el asfalto, y en un tamaño de letra algo más pequeño que el que se usa para escribir una tarea) y pasó un cepillo de la PN por el parque San Carlos… ni que decir que el “letrero revolucionario” se quedó en “abaj” y nunca fue completado…

Mi hijo tampoco conocerá, a los borrachos de barrio, esas almas bonachonas y atormentadas, con sus dolores y temores enterrados bien hondo bajo toneladas de sonrisas y galones de alcohol…Candela, Mi Hermanito, el Vago William, Ñá…. Recuerdo un día, en esa época en la que crecí de golpe, y Candela, má prendío que un tizón, me tomó del brazo y me preguntó si estaba “estudiando pa’ palo ‘e’lú”…

Tampoco conocerá de cerca a los locos, Bonillita, Fabiola, Boca ‘e tanque… ni comerá queso de hoja, ni los pasteles de Memén, nunca verá a un manicero dándole mil vueltas a la lata llenando la noche de estrellas anaranjadas, tampoco tendrá que bajar al Parque Independencia con una funda llena de zapatos para limpiar, ni tendrá que zurcir medias usando un bombillo, no tendrá que heredar camisas de dos generaciones de hermanos…

La vida es mucho mejor ahora. Pero, al mismo tiempo es mucho peor. Parecerá un contrasentido, como cantarse y llorarse al mismo tiempo… pero es así.

5 comments:

Liss said...

En conclusión, ya estas viejo...

Marino said...

También te quiero Lissette.

Antonio said...

Me gustaba mas antes, yo vivía en el mirador sur. Y desde las 2 de la tarde cojiamos calle y volviamos a las 7 de la noche y eso a nadie lo llenaba de susto, ni nos extrañaban en la casa, y eso que no había ni celulares, ni beepers ni nada de esa mierda...

viviendodeprisa.net said...

bonita historia, no estas viejo, eres más astuto.

Saludos

Mich said...

Cada noche me invento.
Todavía me emborracho.
Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone. (J.S)

Me gustó este escrito, muy real, muy actual...Buscamos las 10 diferencias del ayer y el hoy. Ahora bien, de elegir...cual elegirías?

Saludos,