Reconforta saber que uno no está tan solo en eso de ponerse viejo…
Creo que merece ser ampliado el tema, esta vez con las cosas que uno comía.
En esta época de M&M, y de engendros dulce-electrónicos, los carajitos no se imaginan lo rudimentarias que eran nuestras picaderas. Mientras que ahora no es raro encontrar cocalecas para microondas en cualquier casa, y un chocolate gringo en cualquier paletera, en mis tiempos esos manjares eran exclusivos de los cines. Uno tenía que contentarse con alguno de estos manjares:
- Galleticas untadas de cristal de guayaba
- Mabí (recuerdo que una vez en el colmado de cerca de mi casa, Melvin (el dueño) nos regaló todo el mabí que quisiéramos, siempre y cuando nosotros mismos los sacáramos de la nevera… la razón era que se habían fermentado y habían comenzado a explotar… Creo que ese fue mi primer jumo
- Jalao
- Añugaperro, un bizcochito que fácilmente requería de ¾ de galón de agua para poderlo hacer llegar al estómago.
- Totico de monja, una dona de la tercera edad, dura y aplastada
- Pan dulce, un pan sobao rebosado de azúcar (me da un subión la glicemia solo de acordarme que uno solía comerlos acompañado de un refresco)
- Pan Camarón, una criollización del croissant.
- Pan de pasas, un pan del tamaño de un plato, inicialmente lleno de pasas y una en el tope, ya al final tenía sólo la marca, con un chin de color. Me imagino que con una pasa marcaban la producción de un mes…
- Paliiiiiiiiiito de coooooooco, palito, sí, por la forma, el coco no se le jayaba por parte
- Cueritos. Suspiro. Qué hermoso era poder comer esas cosas sin preocuparse de triglicéridos, HDL, LDL, ateromas, infartos, diabetes y demás dolamas…
- Friquitaquis. Jeñores, los friquitaquis. Un pan de agua, con una lonja de tomate de 2 células de grosor, con una película de jamón del grueso de un cabello humano, ahogado en una salsa “piqui” que de tan picante le mataba la falta de sabor- convenientemente calentada en un fogón de carbón y aplastada por un pedazo de gierro con forma de plancha.
- Los turcos… doy un brazo por comer de nuevo un turco de carne… aunque no me atrevería a preguntar de que es la carne…
- Malta Morena con leche condensada (aunque nunca fui capaz de tomarme tal brebaje mis amigos juraban por eso.
- Triangulitos de Nestlé, igual que la anterior, eso nunca lo pasé
- Los chicle dublebuble, por lo general estaban tan duros que hasta la Convención de Ginebra hubiera prohibido su uso como munición. Los de menta eran muy buenos, sin embargo.
- Las Mentas Jol (Halls) con mentolitus… en esa época, había que chuparlas después de beber agua, pues le quemaba a uno beber agua con una menta de esas en la boca
- Las menta verdes (o de guardia) y las de anís (que tenían un chele pintado en un costado)
- Las degustaciones de queso eran mucho más modestas. ¿Las opciones? Queso blanco , de freir, amarillo, Queso Geo (si había visita), Patrón de oro y picantino (pa lo pagueti)
- Los embutidos no eran mucho más extensos: Jamón, salchichón del malo (el que colgaba al lado del peso), salami, mortadela sencilla y mortadela rellena de aceitunas.
- Las frutas si eran una chulería, 50 cheles el ciento de chinas. ¡¡Con tanta vitamina C, no debería darnos gripe jamás!!
- Las choco-ricas que ni hacían crecer fuertes ni bellas…
- Maroteo: Cajuilitos salimón, mangos, tamarindos, pepinillos, todo eso aparecía en los jardines de la calle Santiago, siempre y cuando los perros estuvieran amarrados..
Todo mucho más sencillo…
1 comment:
En aquella época se resolvía un cumpleaños con refresco rojo (country club) y con palitos de queso Estrella, te acuerdas de las picaderas estrella (Los foráneos quebraron esa industria) cri-cri y paletas pompi. Realmente me da pena que mi hijo q tiene 8 meses no va a poder disfrutar todo eso ... y eso que nada mas paso bajito de los 30. ..
Muy buen post ....
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