Se nos ha jodido tanto la vida, nos hemos acostumbrado tanto a la podredumbre que no nos inmutamos ante las violaciones diarias a la ley. Vivimos simplemente como los legendarios chivos...
No nos espantamos ya de ver carros estacionados debajo de un letrero que lo prohíbe, ni cuando un padre de familia ni siquiera se molesta en reducir la velocidad ante un semáforo (a mamífero) en rojo, mucho menos con un motorista sin casco ni nada por el estilo.
Imagínese usted mi sorpresa, al detenerme en un semáforo en rojo en la Independencia con Churchill, de regreso a casa, cuando vi a un Ñamet en un motor detenerse y quedar sobre el cruce peatonal, a lo que, con mucho presteza procedió a mover a su motor hasta desalojar el paso y dejarlo libre...
Me quedé tan embelesado y confundido, ¡que ni siquiera me dí cuenta cuando se puso la luz verde!
Tan jodido estamos...
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