Venía escuchando en la radio esta mañana, la narración del asesinato de Amín Abel, según lo había vivido su esposa.
Obviamente, ese tipo de eventos me revoltea al comunita que llevo dentro...
Pero extrañamente no fue el comunimo (sí, así mismo mal ecrito) lo que se revolteó, sino la curiosidad.
Acuñamos un término para cada ocasión, y de esa forma, dictadores y perseguidos tienen oportunidad de decir lo que quieren, pero sin que suene tan feo.
Términos como preso políticos, asesinatos políticos adornan las actividades ilícitas gubernamentales. El comunismo ateo y disociador forma parte del catálogo de cucos que las dictaduras usaban para forzarnos a dormir temprano.
Creo que va siendo hora ya de que pasemos página, tanto con la era de Trujillo, como con los doce años de Balaguer. Pero no podremos hacerlo sin que los que sobreviven cuenten su historia, de banda y bando, claro está. Lo trágico es lo difícil que resulta analizar la historia con ojo crítico, sin tomar partido...
Hoy resulta muy fácil criticar al policía que apresaba a un estudiante, sobre todo para nosotros, los que, por no contar con suficiente edad, crecimos con la parte de la historia que se podía contar antes de que nos fuéramos a dormir.
Que los actos mas horrendos no sucedieron por el placer sanguinario de algunos, que las motivaciones que incidieron sobre unos y otros son a menudo complejas y mucho más intrincadas de lo que creemos recordar y que tanto los unos como los otros respondían a la verdad, su verdad por lo menos.
Lamentablemente nuestra amnesia es endémica, la tenemos programada en nuestros genes. pasarán unos años y hablaremos de Trujillo y Balaguer como se habla de Lilís y Báez o de la batalla del Memiso... algo que sabemos pasó, pero se pierde entre la verda y la leyenda...
1 comment:
Mi hermano,
Comencé a escribir un "reply" a tu post, pero resultó tan extenso, que lo convertí en un post en mi blog.
Considérate el "lead guitar" de esta composición.
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