Friday, September 05, 2008

1996, o el año en que perdí la inocencia.



En mayo del 1996, yo me encontraba en Miami en entrenamientos cuando primero oímos de la desaparición del niño Llenas Aybar.

La circunstancias de su encuentro me helaron la sangre, pero aún así, y empleando los mejores esfuerzos de negación, seguí sumido en mi burbuja de "este tipo de cosas no pasan aquí".

Pocos meses después de la recuperación del cadáver, inició un juicio que, sin precedentes, recibió una gran cobertura mediática. Muchos seguimos el juicio a pié juntillas, en los trabajos, en nuestras casas.

Escuchamos horrorizados como se llevó a cabo el asesinato. Oímos sumidos en la indignación como una familia completa de unos argentinos hijos de puta, amparados en una indecente inmunidad diplomática, huían indemnes.

Sobrealimentamos el morbo, tanto y de tal manera que por unos meses lo perdimos. Lo peor fue, que explotó nuestra burbuja pueblerina.

Descubrimos de golpe y porrazo que la globalidad nos había alcanzado, nos había contagiado, y no de las cosas buenas - si las hubiera - si no de lo peor. De repente descubrimos que éramos capaces de actuar con tan mala saña como cualquier Utu o Tutsi, como cualquier Bosnio o Albano-Kosovar.

Pero aun, descubrimos que somos capaces de derramar una furia animal en contra de nuestra propia sangre. Que éramos capaces de ir en contra de toda lógica y destrozar a un ser indefenso, y tan cobardemente que tuvieron que maniatarlo...

Ese fue el año en que perdí la inocencia. Ese fue el año en que perdí la sensación de seguridad pueblerina que hasta ese momento me protegía.

Y ahora, me topo con este titular, y se me revortea el loco... coño.

4 comments:

Anonymous said...

No me sorprendería que pronto lo suelten. Aquí la justicia es una vieja con lentes oscuros y minifalda.

Anonymous said...

La verdad es que si aún están presos es porque fue un caso de muy alto perfil.

Aquí es a la inversa, porque frecuentemente vemos criminales que han sido condenados a 15 años y que no duran ni 3 meses cuando ya están delinquiendo de nuevo.

Anonymous said...

El director de prisiones es genial.

¿Para qué quiere que instalen un cajero dentro de la cárcel?

Oh!, para que los presos puedan "mojarle" la mano mejor a sus secuaces, dinero que llega derechito hasta las manos de cada alcaide, y luego hasta las manos del director.

¡Qué verdugo!

Tatiana said...

increible, eso solo pasa en nuestro pais, nunca he escuchado que ningun reo en otra parte del mundo tenga que ir ni al medico ni a sacar dinero afuera de prision. somos un pais muy especial, tomando en cuenta que la poblacion es la que permite eso, o sea que Duarte dijo: El pueblo es quien hace una nacion, o fue viceversa, Los politicos son los que mandan? y como es?