El orden natural de las cosas dicta que los hijos enterramos a los padres. Es así. Los afortunados, podemos incluso enterrar a uno que otro abuelo.
Duele mucho cuando se altera este orden. Duele mas cuando uno mismo tiene hijos. Duele, aun mas, cuando uno conoce a quien pase por ese trance.
Hoy, parte de mi conciencia está del lado de Guido. Queda forsozamente de lado cualquier diferencia que uno pueda tener con Guido. Diferencias que son de carácter ideológico, de orden político.
Las cosas no deberían ser así...