Cara de funcionario

En mi trabajo actual, tengo asiento en el Edif. Gubernamental Juan Pablo Duarte, para los que como yo, no tienen ni idea de que edificio estoy hablando, es el Huacal.

Tengo la oportunidad de ver muchísima gente, de todos los tipos imaginables, y de un par mas que no conocía...

Pero, indudablemente, los que me roban los chelitos son los funcionarios de cierto nivel (real o imaginario)...

Andan por ahí, con gesto adusto, el ceño fruncido y actitud parca, muy sobria...

Me recuerdan a mi perro (menos mal que el no lee mi blog)... hace un par de semanas lo cruzamos con otra perra, y de repente, ha adoptado una actitud mas tranquila, menos juguetona, como diciendo "ya yo he rapado, no me jodan"....

Así andan algunos... y como no los conozco a ninguno, me permito fantasear un poco sobre su sitaución real... que pensarán, que creerán conseguir...

A veces, los trabajos, los puestos, son como los préstamos bancarios... para conseguir uno, hay que demostrar que uno no los necesita...

Por eso, me llaman la atención algunos hombres que veo por estos lados, vistiendo una camisa, descombinada con una corbata, debajo de un traje de alguien del barrio, mas alto y gordo... me llama la atención ver como prentenden aparentar que están bien, "ese soy yo" como si el traje se lo ubiese diseñado el propio Valentino...

Las mujeres obran distinto... no se les vé cabildeando por ahí... por lo menos no en público. Ellas son o no funcionarias...

Se les puede identificar fácilmente, con sus peinados de salón, tan vaporosos y elevados como las propias aspiraciones...

Pero a unos y otros les delata algo muy sutil... y es que no se puede pasar de carro público y bola a andar en yipeta y con chofer de golpe... de repente, la situación se les encarama en la cabeza, y se les olvida abrir puertas...

Eso me llamó mucho la atención el otro día, una funcionaria llegó, y pese al tapón, esperó a que el chofer se desmontara, diera la vuelta y le abriera la puerta... todo eso contrastado con que iba sentada en el asiento delantero... siempre hay algo que no cuadra.

Lo malo de unos y otras, es que se acostumbran rápidamente a un estilo de vida que les es extraño, y si no amarran muy bien su asunto, un cambio de gobierno, o de circunstancias les puede mandar un ticket de regreso a su vieja relidad. Cómo se hacen después? Se de varios casos así, un cambio de gobierno, les cambiaron las circunstancias, justo cuando le empezaban a coger el gustico al carguito... sólo para pasar el resto de sus días rememorando lo que un día fué, añorando volver atrás, y justificando la propia existencia con el argumento de "me ves aquí, pero así como me ves, soy un ex-funcionario", aunque en realidad nunca pasó de ser el asistente del secretario del encargado del parqueo...

Lo cual me lleva a pensar en la subcultura dominicana del "ex" como aquél al que yo mismo oí decir con orgullo en una voladora que el no era cualquier persona, que el es un "ex candidato a diputado por la provincia ..." pero eso, pequeño Adam, es otra historia...