Para estas fechas, suelo escribir algo, sea en FB o en mi blog, cuando me acuerdo del password.
Por lo general, suelo escribir restropectivamente, haciendo una mirada medio crítica del año que termina, a la vez que expreso alguno de mis deseos para el año que se aproxima.
Esta vez se me antoja difícil hacerlo. Difícil, pues no se por donde empezar.
Las películas nos hicieron daño. Veíamos las series o películas de desastres y pandemias, y siempre un grupo - o todo un país – se convertía en el salvador, y en una muestra de solidaridad inhumana, todos nos volvíamos uno solo, olvidábamos nuestras diferencias y salíamos adelante. La realidad nos mostró otra cosa.
Nos mostró que podemos ser esa humanidad con la que soñamos, pero nos cansamos pronto del juego. Aplaudimos a médicos y enfermeras, pero en pocas semanas nos cansamos de hacerlo. Mantuvimos el alejamiento, pero echamos demasiado de menos los abrazos.
Por unas semanas, nos atemorizamos y recogimos, pero pronto, al ver que no se adueñaban de la calle hordas de muertos vivientes, ni que la gente cayera muerta como gorriones, nos acostumbramos al miedo, tanto que nos olvidamos de el.
Seguimos con interés todo lo que se aprendía sobre el virus, pero nuestro natural morbo nos llevó a hacer más caso a los fake news que nos arropan constantemente. Dejamos de lado mensajes que médicos que conocemos hacen y distribuyen, para dar cabida a mensajes de personajes desconocidos que vaticinan sólo Dios sabe cuanto disparate (motivados por un altruista “por si acaso, yo solo lo envío”).
Rogamos por una vacuna rápida, sólo para dudar de ella por haber llegado tan rápido.
Y luego del miedo inicial, mostramos nuestro peor rostro. Ese rostro que se salta las normas.
Hemos perdido gente cercana. Hemos pasado nuestro sustico de vez en cuando. Y aún no estamos del otro lado.
Nuestra mala acción nos acarreó las navidades mas tristes que recuerdo. El fin de año más solitario y madrugador que pudiera imaginar.
Pero saldremos de esta. Llegarán las vacunas, pero debemos empezar a entender que viviremos con una nueva normalidad. No seremos los mismos. Y mejor aprendemos eso, o no muy lejos, volveremos a pasar lo mismo… o peor...