Thursday, September 23, 2010

Fábulas de Isopo

La tortuga comunista.

Había una vez un señor, cuya cédula decía se llamaba Juan Pérez, pero al que todos conocían como Alberto, quien había emigrado hace mucho a la Meca caribeña, osea Nueva York.

Tras muchos años de trabajar en su bodega, pudo cumplir su sueño y construirse su casita, amueblarla y hasta comprarse su carrito, un Toyota Corolla del 98, elegido sabiamente, pues sabía muy bien que hasta los paleteros venden repuestos para esos caballo de batalla.

Sin embargo, las cosas han cambiado en el paraíso, y ya la pata no pone donde ponía. Por eso, los viajes de Alberto a su desorden -perdón- terruño natal se hacían cada vez mas lejanos el uno de los otros.

Quien le cuidara la casa no era problema, pues Eulogia -Pirina para los conocidos- úna tía jamona de la mujer de Alberto, se había mudado allí, con la compañía de par de gatos barcinos, una señora que le ayudaba con la limpieza, y la visita ocasional del delivery de un colmado cercano, quien por extraño designio del destino, siempre tenía dificultades para encontrar en sus bolsillos la vuelta exacta y entraba para poder buscar con tranquilidad...

El problema lo representaba el carro. Pirina no manejaba -no tenía que hacerlo el colmado tenía de todo y se lo llevaban a la puerta de su casa, y a veces, hasta mas allá del umbral de la puerta.

Un día Alberto tuvo una revelación. Su amigo de la infancia y canchanchán de incontables potes, Pedro Ernesto Espirtusanto Céspedes, a quien todos llamaba Felipe, le había dicho por imeil que había perdido su trabajo, y que contemplaba volver a taxear. Esa era la solución, le prestaría el Corolla a Felipe, con la sola condición de que lo mantuviera en óptimas condiciones.

Por un par de años las cosas marcharon bien, o así lo pensaban todos.

Un buen día de verano, domingo en la mañana, Alberto descansaba en su apartamento, refugiándose del calor infernal cuando tocaron a su puerta. Grande fue su sorpresa cuando Felipe, su gran amigo, entre gran algarabía entra al apartamento acompañado de su mujer y sus cuatro muchachitos. Entre cuento y cuento, y montados sobre un río de Budguáiser y Coronas, Alberto pregunta sobre el estado del Corolla...

"Mano, de eso quería hablarte"- contestó Felipe. "La cosa está tan mala que no he podido arreglarlo después del choque"

-"¿Y que coño de choque me dice este?" casi lloró para sus adentros Alberto.

- "No te preocupes, tengo todas las piezas en casa, sólo hay que desabollarlas" Intentó tranquilizarle Felipe. "Viejo, la cosa está tan mala" continuó - que ni siquiera he podido arreglarle el aire, ni anillarlo, ni rectificarle los discos de frenos..."

Felipe continuó balbuciando una larga letanía de cosas que tenía el carro que , tan larga y monótona que Alberto se desconectó mientras pensaba que algo no cuadraba, algo no sonaba bien. Y de repente, mientras miraba alrededor a la mujer de su amigo y los cuatro bullosos carajitos se preguntó como era que no había dinero para arreglar su medio de sustento -que de paso no era de él- pero sí para viajar a NY en alegre caravana...

Cosas veredes, Sancho que haran temblar las paredes...

PD EL título no tiene nada que ver con la historia de forma intencional, para estar a tono con los tiempos.

Friday, September 10, 2010

Cosas de mi Carajitez III: (o lo que trajeron las lluvias: un quickie)

Nada como un aguacero y su correspondiente tapón, aderezado por una radio sin contenido y un iPod al que le tengo que actualizar la música, para recordar mas cosas de aquella infancia que mi carajito no podrá ni imaginarse.

Los aguaceros fuertes eran una bendición divina. Recuerden, en aquella época sólo teníamos el canal 4, el 9, 7 y el 13 (teleantillas y telesistema vinieron después del 79´) (SI, SOY VIEJO!!). No existían los video juegos ni nada por el estilo...

Cuando llovía de esa manera, era, como dije, una oportunidad inigualable, correr descalzo por las calles, bañarse bajo un caño de agua, y cuando mermaba la lluvia, echar carreras de "barquitos" en las cunetas... en realidad, el barquito poddía ser cualquier cosa, desde un pedacito de plástico, hasta palitos de fósforos, siempre y cuando fueran identificables y no tuvieran mucho valor (para no hacer una crisis cuando se perdiera por un sumidero).

Si el aguacero tenía pinta de durar un buen rato, pues nos aventurábamos a salir de los confines de la propia calle, a ver que aparecía. Nunca apareció nada, pero igual lo hacíamos de todas formas.

Esas memorias medio me entristecen; criamos a nuestros hijos - lamentablemente de forma justificada - en un ambiente casi estéril, sobre protegido y aislado. A la edad que tiene mi hijo, yo ya tenía mi propia copia de las llaves de la casa, me quedaba solo en la casa en vacaciones, iba en carro público al colegio, iba sólo al cine (saliendo a las 9PM).. y una larguísima lista de cosas mas... No niego que exista una buena dosis de pendejismo de mi parte, pero, la realidad es que el entorno de aquella época no es igual al de ahora; la calle de aquel entonces, era casi una habitación de nuestras casas comparadas con los peligros reales que moran en nuestras calles hoy día.

"Siempre los tiempos pasados fueron mejores" reza el refrán... de veras yo no es tema de pura y simple nostalgia, si no mas bien una nuevo y triste realidad...

Thursday, September 09, 2010

Cosas que no quisiera seguir viendo...

En estos días de lluvias cercanas a la hora de salida de los colegios, con sus consabidos tapones (es un hecho científico comprobado que nuestro cerebro se apaga cuando llueve), he tenido oportunidad - y tiempo - de mirar alrededor y de ver algunas cosas que siempre han ocurrido, pero que de igual manera quisiera dejar de ver.

Por ejemplo, se me parte el alma el ver niños metiendo sus zapatos en la mochila para evitar que la inevitable sumergida en el único charco en que se convierte la ciudad los vaya a joder; Nunca he podido comprender como alguien le puede dar prioridad a un par de zapatos por sobre la integridad de un pie...


... pero claro, para mi es fácil. Tengo zapatos en casa, si se me jode uno, pues me compro otros, sin pensarlo dos veces, basta que me sirvan y que me gusten. No tengo que cambiar - cual macabro trueque - una comida por un par de zapatos. A veces, ni viendo algo todos los días es capaz uno racionalizarlo todo...

Otra pendejada que no entiendo - esta vez algo mas ligero - es el porqué cuando llueve la gente irreflexivamente enciende las luces intermintentes, y pone la luz alta. La explicación corta es "para que me vean los demás carros", pero yo pregunto... si tu puedes ver a los otros carros ¿por que ellos no te vana a ver a ti? ¿o es que TU no ves?

Siguiendo con cosas que no quisiera tener que ver cada vez que llueve, es como convertimos la lluvia en servicio de recogida de basura. La tiro en frente de mi caso y el agua se la lleva... práctico ¿no? lo malo es la de mierda que le cae al qe vive aguas abajo... eso sí, todos, sin excepción no nos cansaremos de pelear por los charcos que se arman (aunque seamos coautores de los mismos).

Finalmente, un servicio público para los conductores de SUV ( yipetas en buen dominicano ):

SI UN CARRO PASA POR UN CHARCO, USTED ENCARAMADO EN ESA YIPETA PUEDE PASAR TAMBIEN. ¡¡¡¡NO SE DEVUELVA ANIMAL!!!!

Moral

moral adj.
Relativo a los valores o costumbres que se consideran buenos, según la concepción del bien y el mal de una comunidad.

La verdad, no recuerdo si ya lo había escrito, pero de cualquier manera lo tengo que escribir, aunque me repita.

Hace tiempo comprendí que es lo que está mal conmigo (y un grupito de gentes que conozco), y la clave está en la definición de moral que está al principio de este post.

Me explico.

Si se fijan, subrayé la última parte de la definición, la que dice ...según la concepción del bien y el mal de una comunidad. Esta parte es la clave de todo.

Esa es la explicación por la cual uno a veces se siente como si uno viniera de una galaxia lejana o de una realidad paralela, bizarra según los estándares Seinfieldianos...

Es que somos una partida de inmorales. Si, los inmorales ¡somos nosotros! Miren:

* Nosotros no nos metemos en rojo
* No vamos en vía contraria
* Enseñamos valores (honestidad, lealtad, seriedad, integridad) a nuestros hijos ¡horror!
* No tiramos basura en las calles
* No robamos a los pobres
* No envenenamos a nuestros jóvenes
* No aplastamos a los demás
* y un larguísimo etcétera....

¿lo ven? ¡somos nosotros los que vamos en contra de la corriente! ¡somos nosotros los que estamos mal!

ETO SE JODIÓ.

Friday, September 03, 2010

Se equivocó el Senado

Leo con estupefacción una nota que preferiría fuera un chiste.

Prefiero creer que lo del loro testigo y soplón que insistentemente publica EL Nacional es cierto y esa nota falsa.

Prefiero creer que la prensa citó fuera de contexto a alguien. La prensa malsana, interesada en hacerle daño al congreso, dijo que los senadores declaran el primero de septiembre como un día de júbilo por celebrarse el natalicio de Balaguer. Eso no fue lo que debió de haber dicho el senado. De seguro declararon de júbilo nacional el 14 de julio, el día en que Balaguer fue a joder al diablo en su morada.

¿O será que aun 8 años después de muerto, todavía le tienen miedo? ¿Esperan recibir favores a cambio de lamerle el culo a lo más funesto que ha parido esta sufrida tierra?